Emisión del dinero: régimen económico-esclavista de la
sociedad
El dinero
fue creado con el propósito de facilitar las transacciones económicas a través de
un medio de pago aceptado universalmente por los ofertantes y demandantes de
bienes y servicios. Para permitir su eficaz aceptación y legalidad, el gobierno
se encarga de la emisión y regulación de éste para permitir el intercambio de bienes
en la economía.
Sin embargo,
los bancos también desempeñan esta labor siempre y cuando exista un documento verídico
en el cual se especifique la devolución de este a la institución financiera, como por ejemplo
cuando se realiza el préstamo a personas naturales o jurídicas las cuales deben
respaldar el crédito con una garantía y a través del proceso de acuñación de
moneda se les otorga la cantidad de dinero que necesitan, comprometiéndose a
cancelarla en un periodo determinado al igual que los intereses generados.
En cuanto
a esta función desempeñada por las entidades bancarias, se refleja el origen
del dinero como deuda ya que estas no realizan sus operaciones activas con los
fondos (ahorros) captados de los usuarios. La creación del dinero ya no es
respaldada por la cantidad de oro depositada sino es soportada por los créditos
solicitados por las personas que adquieren obligaciones bancarias.
Básicamente,
el origen de éste permite el funcionamiento de las economías y sus sectores brindándole
capacidad de compra a las personas y capital a las empresas para la adquisición
de tecnología, infraestructura y medios productivos. Pero no es tan simple como
parece, en el momento que las personas adquieren créditos para la satisfacción de
sus necesidades humanas y su sostenimiento, se someten al pago de un interés
(el cual no se refleja la emisión de
recurso monetario para solventarlo por parte de las entidades bancarias) al
igual que el establecimiento de impuestos para el sostenimiento de los
gobiernos y las deudas adquiridas por este ante la banca privada, reflejándose indirectamente
por la sociedad el pago de estas obligaciones ajenas a ellos al igual que la obtención
de nuevas obligaciones para responder por el pago de aquellos intereses generándose
así un ciclo constante de deuda donde los beneficiarios son las pocas personas
dedicadas al manejo del sistema monetario.
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