Lo más importante que se puede aprender es que todas las inversiones tienen un riesgo. TODAS. De eso se trata invertir. Es imposible mitigar por completo un riesgo. Y cuando no se puede reducir, los riesgos se aceptan o se transfieren. Teniendo en cuenta el sistema establecido por los personajes anteriormente mencionados, para lograr su supuesto éxito y funcionamiento en el corto y largo plazo se requiere de un número considerable de inversionistas que estén interesados por los altos beneficios que brinde la compañía y poseer escasos conocimientos financieros, para sí a través del otorgamiento de rendimientos a antiguos inversionistas con el capital de los recientes, difunde estos resultados para captar mas personas y se involucren como inversionistas en esta actividad financiera.
CHARLES PONZI
Charles Ponzi fue un italiano que emigró a Estados Unidos en 1903. Tuvo varios empleos pequeños durante algún tiempo hasta que terminó en un restaurante de donde fue despedido por robar a los clientes. En 1907 viajó a Montreal, Canadá en donde consiguió un empleo en un banco que lo familiarizó con el concepto principal de los esquemas que llevan su nombre: Pagar retornos a inversionistas con dinero de otros inversionistas, en lugar de ganancias obtenidas por algún negocio. Luego de haber estado en prisión por falsificar un cheque, regresó a Estados Unidos, sólo para volver a ser capturado por estafa contra inmigrantes italianos. Al salir de prisión, por accidente descubrió que podía ganar dinero al comprar Cupones de Respuesta de correo en Italia a un bajo precio y luego enviándolos a Estados Unidos para ser cambiados por estampillas postales y vendiendo las estampillas en Estados Unidos obteniendo una ganancia por la diferencia de valor. Al principio, gracias a esta forma de arbitraje, pudo obtener ganancias. Sin embargo, luego de un tiempo comenzó a recibir mucho dinero de inversionistas emocionados por los altísimos retornos que ofrecía. Ponzi simplemente dejó de trabajar con estampillas postales (era un trabajo tedioso) y comenzó a fingir que obtenía ganancias pagando a los inversionistas viejos utilizando el dinero de los nuevos. Después de un par años, Ponzi había amasado una fortuna de aproximadamente $4 millones (en dólares del 2008) gracias a que nuevos inversionistas seguían llegando atraídos por sus altos retornos. Finalmente, tras varias acusaciones e investigaciones realizadas por autoridades y medios escritos, el esquema de Ponzi colapsó, saliendo a la luz la estafa. Se estima que quienes confiaron en Ponzi perdieron hasta 70% del valor de sus inversiones
BERNARD MADDOF
Bernard Maddoff, un exitoso inversionista que incluso llegó a ser presidente de NASDAQ, una de las bolsas de valores más importantes del mundo, se encargó de seguir los mismos pasos de Ponzi para defraudar más de $64 mil millones. En 1960, Maddoff fundó su primera compañía de inversiones. Por años, se forjó una excelente reputación en su medio y se ganó la confianza de muchas personas. Sin embargo, como el mismo Maddoff ha confesado, a mediados de los 90 simplemente dejó de realizar transacciones financieras con el dinero de sus inversionistas y comenzó a inventarse los retornos. Cuando tenía necesidad de pagar intereses (o capital) a algún inversionista simplemente utilizaba el dinero de otros inversionistas. A finales del 2008, debido a la crisis financiera varios inversionistas trataron de retirar sus fondos de la empresa. Maddoff debía pagar aproximadamente $7 mil millones que no tenía. Desesperadamente, Maddoff trató de conseguir nuevos inversionistas para mantener a flote la estafa, pero fue imposible. Finalmente les confesó a sus hijos la estafa y ellos lo denunciaron a las autoridades El fraude de Maddoff: era la Sociedad que fundo en 1960 con el nombre de Madoff Investment Securities y que servía para captar las Inversiones de personas adineradas. Oficialmente, Madoff invertía ese capital en acciones de grandes compañías y opciones de compra de esos títulos. Ofrecía altas rentabilidades -entre 10-12%-, que nunca se veían afectadas por los vaivenes de los mercados. La realidad es que invertía sólo una pequeña parte de esos fondos y la mayor se utilizaba para pagar a los antiguos clientes. ¿Como se desmoronó la pirámide?. La crisis financiera provocó que entraran cada vez menos clientes y Madoff tenía que hacer frente a los pagos de los inversores que querían recuperar su capital, un dinero que ya se había evaporado en el pago a otros que se fueron antes.
ALLEN STANFORD
Los clientes de Stanford son inversionistas opulentos, las instituciones, y las compañías a través del mundo. Los activos bajo gestión son más de $50 mil millones. Stanford comenzó su negocio en Waco, donde él abrió un gimnasio que eventualmente falló. Su primer éxito fue invirtiendo en el real estate de Houston en los años ochenta. Su socio en la aventura de bienes raíces fue su padre. En los años ochenta, Stanford y su padre se enriquecieron comprando bienes raíces deprimidos en Houston y vendiéndolos años después cuando el mercado recupera. Cuándo su padre se jubiló en 1993, Stanford tomó control de una compañía de 500 empleados. Stanford movió su banco al Caribe en los años ochenta, primero a Montserrat y entonces a Antigua. El comenzó un banco en la isla de Montserrat en 1985, que él movió a Antigua.
JAIME MICHELSEN URIBE
Jaime Michelsen Uribe, como alguien lo definió con acierto, fue un creador de empresas, hombre dinámico que contribuyó como pocos a la modernización de la actividad financiera y a promover cuantas actividades pudieran redundar en beneficio del progreso nacional. Llegó a ser el inspirador y el cerebro, en las décadas de los 60s y 70s, de uno de los conglomerados financieros e industriales más poderosos del país, el Grupo Grancolombiano, que tuvo suma importancia en el desarrollo de Bogotá en diversos aspectos, y de otras capitales colombianas El escándalo financiero más grave del país, que tuvo como protagonista a Michelsen y a su Grupo Grancolombiano, ocurrió a comienzos de la década de los ochenta por denuncias sobre autopréstamos, después de una ley del gobierno Betancur que los prohibía, y de supuestas operaciones especulativas para adquirir varias empresas, entre ellas la Compañía Nacional de Chocolates, al tiempo que se denunció la presunta existencia de entidades financieras de papel. En 1983, tras los escándalos económicos por la intervención del gobierno del presidente Belisario Betancur y ante una inminente detención, Michelsen huyó a Miami (Estados Unidos) por un tiempo y luego se trasladó a Panamá y se dedicó en ese país a diversos negocios hasta que en 1988 regresó a Bogotá. Al llegar de nuevo al país, el prestigioso y controvertido banquero fue capturado y recluido en una cárcel de alta seguridad, hasta que obtuvo su libertad condicional; pero nuevamente salió del país rumbo a Panamá. Regresó nuevamente al poco tiempo, pues se le acusó de huir de la justicia.
FELIX CORREA MAYA
Correa Maya, uno de los más brillantes hombres de negocios en la historia del país, fue la cabeza del Grupo Colombia, conformado por 60 empresas financieras e industriales. Todas gravitaban en torno al Banco Nacional, la sociedad Correa Acevedo y la Financiera Furatena, entidades que en junio de 1982 fueron intervenidas por la Superintendencia Bancaria, hecho que desencadenó en la llamada 'crisis financiera' de los años 80. Posteriormente, y en condiciones más o menos similares, otros importantes financistas también se derrumbaron en medio de los escándalos y terminaron en la cárcel mientras sus empresas se iban a pique. Entre ellos figuran Jaime Mosquera, del Grupo del Banco del Estado; Eduardo Uribe de Narváez, del Grupo Central, y hasta una persona de la talla de Jaime Michelsen Uribe, del Grupo Grancolombiano. Correa Maya fue el pionero de lo que en Colombia se conoció en su momento como los autopréstamos. Esto es canalizar el ahorro privado que una institución financiera está autorizada para captar y utilizarlo para irrigar las necesidades de caja de otras empresas personales. Esa práctica se extendió en otros conglomerados económicos. Por tal motivo, el presidente Belisario Betancur declaró la emergencia económica y expidió el decreto 2920 para evitar estas prácticas. El gobierno, además, dictó normas para obligar a las empresas deudoras a quedar a paz y salvo con los acreedores en un plazo máximo de dos años. Como en algunos casos los montos eran enormes y el plazo muy breve, se recurrió a diversos malabarismos contables para cuadrar las cuentas. Estos malabarismos fueron los que llevaron a decenas de financistas a la cárcel en la crisis financiera de la época. Si bien sus detractores le reconocían a Correa Maya una inteligencia superior, decían que ésta sólo era una herramienta para el uso de su desbordada ambición. En cambio, quienes lo defendían le valoraban el hecho de sobreponerse siempre a las mayores adversidades hasta alcanzar la cima. En lo que unos y otros coincidían era en su innegable capacidad para el trabajo. Correa Maya, nieto de Félix A. Correa, un viejo patriarca y fundador del Banco de Sucre en plena Guerra de los Mil Días, nació en Medellín. A los 21 años llegó a Caucasia, Antioquia, donde abrió un pequeño negocio de abarrotes al que llamó Parasol. Con mucho tesón lo transformó en una ferretería que, sin embargo, no le dio las ganancias esperadas. Al contrario, fue su primera quiebra. Entonces retornó a la capital de Antioquia, para gerenciar una pequeña industria de plásticos de la que también y en poco tiempo vio, impotente, su liquidación. Por esto se prometió que jamás iba a volver a quebrarse. En 1971 entró a trabajar como empleado de Juan Evangelista Olarte, un comisionista antioqueño que tenía varios negocios: compra y venta de acciones, arriendo de casas, cambio de dólares y demás clase de operaciones informales. La gente que sabe su historia cuenta que Correa Maya aprendió a nadar como pez en el agua en el mundo de las finanzas. Dos años después, y con 500.000 pesos, creó Correa Acevedo Ltda. y Correa & Compañía. Luego, en abril de 1973, fundó Furatena, una firma de finca raíz. Los excelentes resultados le permitieron adquirir, en 1978, el Grupo Colombia, conformado por Seguros Colombia, Capitalizadora Colombia, Fiduciaria Colombia, Autofinanciera Colombia, la Corporación financiera de Antioquia, el Florida International Bank, con sede en Miami, y el Banco Nacional, entre otros. El vertiginoso crecimiento de sus empresas siguió hasta alcanzar un techo que para la época era impresionante: el manejo contable de 35.000 millones de pesos en activos. Lo que muchos no sabían era que Correa Maya había montado una red paralela a sus respetados negocios con el 'mercado extrabancario'. A través de Furatena empezó a prestar dinero a tasas de usura y a recibir ahorros de pensionados, viudas y especialmente de empleados de Fabricato. Muy pronto fue conocido como 'monseñor' porque les manejaba el dinero a los curas de Medellín. Aunque su ascenso parecía ser imparable, sus amigos sabían que su sueño era quedarse con Fabricato. Con este propósito se hizo al control de Vicuña y después al 30 por ciento de las acciones de la mayor textilera del país, con lo que pasó a dominarla. El problema explotó cuando trascendió que las maniobras para hacer sus grandes negocios se hacían basadas en miles de millones de pesos que se captaban a través del descuento de cartas de crédito emitidas por las entidades financieras del grupo y respaldadas por facturas comerciales ficticias. Fue a la cárcel, pero en 1990 recuperó la libertad en un caso rocambolesco, pues no se le juzgó. Lo que ocurrió fue que los jueces consideraron que en caso de ser condenado por estafa, asociación para delinquir y autopréstamos, delitos de los cuales se le sindicó, ese sería el tiempo que debía estar tras las rejas.
DAVID MURCIA GUZMÁN
De humilde familia, David Murcia Guzmán nació en la población de Ubaté (Cundinamarca) y a los 14 años se traslada a Bogotá para terminar sus estudios de Bachillerato, luego de vivir durante cuatro años en Cúcuta. Una vez instalado en Bogotá, Murcia consigue